Centro Medio / Manipura


La Fragua, fuego y vitalidad.

Exploraciones en Centro Medio/Manipura/Plexo solar.


La "fragua", como figura metafórica, se organiza en torno al centro del cuerpo, esa zona media  en la que experimentamos la sensación más primaria de satisfacción y completud a través de la alimentación. Tener la barriga llena suele ser una expresión cotidiana que hace referencia a la vivencia de saciedad que viene luego de calmar el hambre. Por el contrario, la sensación de no haber sido saciado en la necesidad, suele ser una ineludible experiencia de vacío doloroso.

Esta zona del cuerpo es la que se estruja con "nervios" cuando algo es percibido como peligroso o ansiógeno. Aquí se percibe el vértigo, visceralmente. 

Hay, en este centro, toda una economía de los movimientos de los pulsos orgánicos, es decir de los pulsos de los órganos, que responde tanto a las necesidades más elementales como a las corrientes emocionales y a los condicionamientos externos. Estos pulsos de la profundidad del organismo, pautan los ritmos de asimilación y procesamiento de la información interna y externa. Están, además, controlados por las partes más primarias del cerebro, las que rigen el funcionamiento basal.

El Centro Medio es la parte más vulnerable del cuerpo, ya que su blandura, la hace fácilmente accesible a las presiones externas. No cuenta con una estructura ósea que la encierre y la contenga como sucede con el cerebro, el corazón o los órganos de la pelvis. Aquí, los órganos abdominales son fácilmente palpables con ligeras presiones sobre el cuerpo. De hecho, palpar así el abdomen de una persona, brinda mucha información sobre sus procesos internos. El tono de la musculatura, la cantidad de líquido que se percibe, su volumen y temperatura, todo habla del clima de ese centro, de su carga y cómo ésta es procesada (o no).

Abordamos aqui todo lo concerniente a la asimilación y procesamiento del afuera,  tanto en forma de alimentos en sentido literal, como de experiencias, en sentido metafórico. De hecho, cuando decimos que una comida nos hizo mal, decimos "me cayó mal"; cuando una persona no nos agrada, decimos "me cae mal" en resonancia con la sensación de que incorporarla a nuestra experiencia lo sentimos "en las tripas" como negativo.

Las sensaciones de lleno y vacío entonces, viven en este centro. Son sensaciones fundantes del psiquismo ya que inauguran el registro de lo interno, de lo propio, del yo. El bebé al sentir el hambre, es atravesado por una angustia primaria que se expresa a través de él y frente a la que no tiene ningún control. El hambre es una sensación de desgarramiento, de desintegración, un peligro que se intuye mortal. Al ser alimentado, esa experiencia que lo arrastra, cesa. Se percibe la saciedad, la llenura lo recorre con su placentera calidez. La angustia de desintegración cesa. La sensación de centro se vuelve más presente. Esa sensación lo integra, organiza las partes con su pulso congregante. Sin centro organizador, las partes se disgregan, el caos predomina. Las pautas alimentarias, tienen sus registros orgánicos y fundantes en este centro. 

Cuando la experiencia presente nos encuentra satisfechos,  el cuerpo se despliega desde el centro hacia las extremidades en un movimiento expansivo. Puede observarse claramente en la postura corporal. Cuando el sujeto está confiado, seguro en sí mismo, se posiciona abierto y desplegado, dejando al descubierto el centro (que es vulnerable). Lo mismo sucede con los animales. Imaginemos la sensación de un perro o un gato tirados sobre el lomo, dejando al descubierto su abdomen. Profunda entrega de confianza que hace el animal si hay otro ser a su lado. 

Cuando, por el contrario, la sensación experimentada se vincula con la ansiedad y la inseguridad o cuando estamos debilitados, el cuerpo tiende a replegarse, cerrando el acceso al centro a través del cruce de piernas y brazos e incluso encorvando la columna. El cuerpo, instintivamente tiende a retornar a posiciones más fetales, replegadas sobre sí. Posturas de autoprotección y cierre. 

Desde la mirada de las corrientes de Psicología Bioenergética y la Biosíntesis, entre otras, se plantea al centro del cuerpo como el lugar donde se concentra la carga energética fundamental de cada cuerpo. Allí se procesa y se distribuye. Cuando hay poca carga en esa zona, la sensación general es de abatimiento y poca vitalidad. Se percibe en cuerpos cuyos abdómenes permanecen desinflados y contraídos, donde el pulso respiratorio es débil y superficial. Aquí la vivencia suele implicar sensaciones de carencia y vacío, poco contacto con la propia interioridad. La subjetividad suele evitar defensivamente las emociones, permaneciendo en los estados ansiógenos y evitativos. El sujeto tiende a permanecer en la superficie de sí mismo.

Asimismo, cuando el centro está descargado o es débil en su pulso, los impulsos pueden emerger con fuerza y el sujeto puede verse arrastrado por los mismos. Aquí aparecen las conductas impulsivas y los acting outs donde la corriente pulsional sobrepasa el control yoico y desborda hacia el afuera. Puede inducir a conductas de riesgo y autodestructivas.

Cuando hay sobrecarga en este centro, se experimenta una sensación de poder y vitalidad, con gran despliegue de la voluntad y capacidad de lograr efectos en el exterior. Hay aquí, cierta tendencia al dominio de otros y a ejercer el poder como forma de vínculo. Se aprecian abdómenes extendidos, prominentes y macizos. Se "guarda" dentro de sí la expresión emocional, se contiene firmemente a través del control voluntario, el mismo control que se ejerce sobre otros. Las emociones poderosas son procesadas a través de este control que las mantiene sin expresión pero de las que se apropia para utilizar la carga energética que producen. Se retiene la energía, manteniendo el organismo sobrecargado y tenso.

Cuando el control es excesivo en este centro, la rigidez evita la exteriorización de las emociones y las pautas de conducta están fijamente determinadas por el control egoico, lo que impide la espontaneidad y la expresividad que implican un aflojamiento de la tensión y la sobrecontención.

Estos son ejemplificaciones generales que, de alguna manera, permiten traslucir algunas de las pautas que se producen como mecanismos defensivos alrededor de este centro que, en la tradición yóguica, es el centro de la vitalidad y el poder. El fuego es su elemento. Elemento arquetípicamente vinculado con la expresión vital.

En términos psico-corporales, podríamos decir que el yo, como instancia intrapsíquica, se ubica en este centro. El yo es justamente, esa instancia organizadora y aglutinante de todas las partes que habitan el psiquismo. Es el que lidia con los impulsos, las necesidades, las demandas externas, los introyectos y mandatos. Es el puente, de alguna forma, entre el deseo y la realidad, entre el impulso y la voluntad. 

Uno de los grandes rasgos de este centro es la función del límite, que es en definitiva, lo que delinea aquello que experimento como yo mismo. Al definir mi territorio (que comienza con mi cuerpo), delineo un campo específico de acción sobre el que ejerzo mi voluntad y a su vez, lo defiendo frente a voluntades ajenas. Asimismo, para mantener cierta voluntad en acción, debo limitar y sutilizar impulsos internos, deseos en contradicción a dicha voluntad así como superar sensaciones de impotencia y frustración. Esto implica toda una economía pulsional, que el sujeto debe equilibrar, para lograr que su fuerza deseante logre plasmarse en un sentido concreto. Exige enfrentarse, si es necesario, a voluntades ajenas, a fracasos pero es en el intento mismo, que la personalidad se fortalece, más allá del resultado. En este centro, el deseo es traducido a voluntad, acción conciente.

Centro organizador que, con su carga irradiante, delina los límites como bordes contenedores de ese centro. Indagar estas funciones nos permite concientizar las formas en que ejercemos nuestra voluntad, las ansiedades que provoca en nosotros el límite, la fortaleza con la que lo sostenemos. En definitiva, ahondar en las formas en que ocupamos nuestro propio espacio personal.



Om Shanti

Victoria

Cuerpo, psique y arquetipos

Exploraciones sobre subjetividad, arquetipos, corporalidad y movimiento.

https://msha.ke/victoriadevi/






Comentarios

Entradas populares de este blog

Liviandad

Potencia | carga | vitalidad.

Masamadre