Cuerpo y discurso

 Escuchar los discursos/informaciones con atención flotante.

No afirmar ni negar.

Dejarlos reposar sobre la mesa para que destilen la esencia de sus efectos.


¿Alivianan o aplastan? ¿Abren o cierran?

¿Ya vienen con manual o invitan a lo Creativo?

¿Son coléricos, rabiosos o excesivamente calientes?

¿Son oscuros en exceso o demasiado luminosos?

¿Tienen tonalidades o encallan en lo monocromático?

¿Tienen algo más que lógica? ¿Tienen lógica?

¿Contraen, expanden o agregan ruido?

¿A qué saben?

¿A qué huelen?

¿Cómo rozan el cuerpo? ¿Lo avivan? ¿Lo enfrían?

¿Qué inspiran sus supuestos?

¿Cuáles son esos supuestos?


El discurso no es El saber.

El saber no es La verdad.

Los efectos en el cuerpo sí son verdaderos.

La palabra que informa entra y da forma.



Victoria


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