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Sobre aprender a tejer

   Aprendo a tejer (con una aguja).  Me enseña mi madre, recibo de ella el saberhacer.  Esta vez, trascendemos el problema de la lateralidad (ella diestra, yo zurda) que, en intentos  previos,  supo interponerse de forma contundente casi como si habláramos lenguajes diversos. Logramos hacer el ritual "temuestro-teobservo", una vez más.   Los primeros intentos torpes, claro. Pero después, inesperadamente, algo se suelta.  Entonces, días más tarde, estoy tomada por un pequeño tejido que veo aparecer entre mis manos.  Del ovillo, hago nacer una forma, la forma que yo quiero. Lo puedo hacer y deshacer,  como Penélope, mientras siento pasar el tiempo. Un tiempo que parece abandonar la recta linealidad  para redondearse, suave y lunar.  No hay un lugar al que llegar, hay un ir y venir, ir y venir, de los dedos y la aguja, entremezclados en  un ritmo sereno. Allí, en esa fémina circularidad, una mujer que soy yo va apareciendo entre los hilos claros, una mujer  que extrañaba sin sab

SujetosBits

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  Somos compelidos a lo abierto.   La agorafobia es lo terrorífico de estos tiempos que no permiten bordes.    Nos succiona el estallido vinculante.  En esta atemporal instantaneidad, las lógicas de lo instituido van enmudeciendo, parecen   haber perdido  la capacidad de nombrar lo Real que avanza potente y siniestro. Una corriente  más profunda las hace  colapsar.  El depredador de la Psique anda suelto. Las fijezas de las formas se diluyen, se vuelven más y más porosas. Lo sólido se licúa en  un derribamiento constante de los significantes.   La única solidez que le queda al sujeto es la del propio cuerpo, último territorio, última frontera ante el  delirio del espacio abierto. Pero, ¿es seguro tener un cuerpo? ¿puedo confiar en él? ¿es peligroso?,  ¿quién decide sobre él? ¿Qué es hoy estar sano? Portar una suerte de marca, una insignia. Se debe probar la propia salud  como quien acredita no tener antecedentes penales. Del certificado de buena conducta al carné  de vacuna. Lo punitiv

Reevolución deseante

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  El Logos divorciado del Erøs está condenado al infierno de lo igual,  a la amortalidad, una replicación  constante de sí mismo.  Eternamente inerte y frío. Atrapado en la pesadilla de lo congelante, prolifera estéril a través de variantes y  algoritmos vacíos de  voluntad o sentido.   Absorbido en una vigilancia paranoide del sinsentido, de lo curvo, del  equívoco, se consume en  literalidades de líneas rectas y profilácticos microdeseos cuasi diluidos.   Capturado en una metálica conciencia encapsulada y enloquecida, cautiva en el paroxismo de su propia  eficiencia.  Una   reevolución   deseante   es   precisa.           Pulsemos una política de los afectos que despierte los cuerpos. Descansemos en la belleza del acontecimiento y la contradicción.  Lenguajeemos una sintaxis libertaria que abrace paradojas y que renuncie a los ismos. Despertemos a una conciencia que expanda metáforas y reverencie el misterio.  Dejemos morir toda violencia en la mirada. Nazcamos a oj

Cuerpo materiaprima

  Cuerpo materiaprima (me doblo, me exprimo, desparramo, comprimo). Pliegue   B o r d e.   CuerpoEllo (precipito, desbordo, inundo, disuelvo, pulso). Pliegue   F l u j o.   Cuerpo puntocero (estoy aquí, estoy ahora, soy aquí, soy ahora, siempre). Pliegue   T e s t i g o.   Movimiento lengua (soy los brazos que me sostuvieron, las formas de mirar, los gestos de reproche y los de amor, soy lo que imité y ahora es mío, soy la contractura, el desgarro, el placer). MovimientoPalabra. Pliegue   S í m b o l o.   MovimientoEspiral (soy lo que se mueve y lo que es movido, soy los callos y la blandura que custodian, soy la memoria pero también el olvido). Soy el borde y el flujo, la lengua y el pulso, el símbolo y el testigo.  Lo danzado y la danza. MovimientoPresencia. Despliegue. Ser.       Victoria Otoño 19