El Verbo, voz y resonancia.

El Verbo, voz, sonido, vibración y resonancia. 

Exploraciones sobre Vishuddha, centro laríngeo, segmento cervical. 


Exploramos la voz, el sonido, la vibración y la resonancia como vías de acceso y expresión de la profundidad del pulso orgánico y sus efectos restaurativos.

Este centro involucra, a nivel físico, especialmente el cuello, que abarca la garganta en su parte anterior y el segmento cervical de la columna en su parte posterior. A nivel fisiológico incluye los órganos de la fonación: tráquea, laringe, cuerdas vocales, lengua, labios.

 Abordamos aquí el elemento aire. Su función primordial se relaciona con la capacidad de expresar, dar voz, comunicar, ligar, discriminar y elaborar la experiencia a través del intelecto, crear nuevas realidades, visualizar.

El centro laríngeo es una zona central de la coraza caracterial, en términos bioenergéticos, ya que enlaza el plano mental con el emocional y el conductual. En su corriente anterior, circula la expresividad emocional, a través de la voz y el lenguaje y en su corriente posterior, circula la articulación motora que habilita el acto a través de la columna cervical y las corrientes que ascienden y descienden al resto de la columna. 

Abordar este centro implica concientizar las distancias internas entre pensar y hacer y entre pensar y sentir. Disociaciones fundantes del malestar subjetivo, relacionadas profundamente con las diferentes organizaciones caracteriales y bioenergéticas.

En este segmento se experimenta la angustia, cuya etimología remite a lo angosto, al estrechamiento, en relación con esta vivencia de quiebre subjetivo, de experimentar una suerte de disociación con la propia profundidad y su capacidad de darnos sustento. La angustia, en términos psico-corporales, quiebra el pulso orgánico, afectando dos zonas en especial del cuerpo, el centro (core) que lo ubicamos a la altura del ombligo (referenciado como el centro del bienestar) y la garganta, atenazando la onda respiratoria en un anudamiento que dificulta el pulso natural carga-descarga, produciendo esa sensación de hundimiento, de compresión.

Así como la pelvis prepara el cuerpo para la descarga a través de la sexualidad genital o del acto a través del movimiento, la garganta es el canal de descarga "hacia arriba", a través de todo lo que se expresa verbalmente en la comunicación y lo discursivo, así como también mediante las creaciones intelectuales, artísticas, culturales.

A su vez, forma parte del canal alimenticio, por lo que es también un pasaje de "carga", de recibir del afuera "alimento". Este alimento, en relación a este centro, no es (solamente) el alimento concreto sino todo lo que introyectamos del exterior en términos de discursos, mandatos y valores de todo tipo. Es el centro del lenguaje y todo lo que se imprime en nosotros a través de los discursos y narraciones que habitamos desde que nacemos y que nos constituyen. El Otro nos nombra.

Dentro del equilibrio energético de acuerdo a las diferentes organizaciones psico-corporales, podemos apreciar, en términos generales, algunas tendencias subjetivas en relación al rol que ocupa este centro. Cuando hay una rigidización severa de este pasaje, la expresión espontánea del sujeto se ve mermada. Probablemente tenga dificultades para comunicar lo que piensa  o lo que siente según el tipo de censura que prevalezca. Cuando la carga de energía se organiza fuertemente en la cabeza, las vías de expresión emocional y el actuar espontáneo, se ven constantemente disminuidos ya que la subjetividad queda atrapada por los laberínticos procesos intelectuales que consumen gran parte de la energía, sobrecargando el centro mental. 

Si la carga se organiza mayormente por debajo de este centro, pueden haber dos pautas bioenergéticas. Sujetos altamente emocionales que no pueden articular lo que les sucede a través del lenguaje, fuertemente afectados por corrientes de apego y con dificultad para poner distancia con respecto a lo que sienten. Hay vivencias aquí desorganizantes con poco enraizamiento y control yoico. La discriminación es una de las funciones esenciales del lenguaje y de la instancia yoica.

Por otra parte, si las corrientes circulan predominantemente ligadas a la acción (corrientes mesodérmicas),  el sujeto seguirá pautas de impulsividad y pasaje al acto, con poca discriminación conciente en relación a su sentir profundo y a su posibilidad de elaborar las experiencias a través del lenguaje y la comunicación. Subjetividades frágiles en continua descarga y con poca capacidad de autolimitarse y contenerse.

Las formas en que se expresa el lenguaje también tienen sus raíces en la vivencia que se experimenta en este centro. Cuando la palabra se utiliza para mentir o manipular, para convencer o engañar, la distorsión expresiva que se proyecta hacia afuera, da cuenta de una vivencia interna en la que lo que se siente no tiene validez para exteriorizarse claramente, por lo que se manipula el "afuera". Hay aquí poco contacto con la propia interioridad a la que se le impide expresarse. Solemos ver aquí, discursos altamente organizados con voces colocadas y firmes pero con poca resonancia, huecas, como los discursos políticos. Una sofisticación discursiva que se emplea como arma para no sentir, que aplana la afectividad mediante una sobre-elaboración conceptual.  

En otros casos, la hiperexpresividad de voces-discursos agresivas o querellantes, denotan un canal de descarga emocional o de impulsos en donde tampoco hay contacto con lo profundo sino un vaciarse compulsivo de la carga negativa sin registro del impacto en el afuera o en el otro.

La voz, nuestra forma de sonar y resonar, es una de las formas del afecto, de afectarnos y afectar a otros. No podemos dejar de resonar y vibrar porque somos un pulsar constante. Las formas que adquiere ese sonido, esa vibración y esa resonancia, son expresión directa de la subjetividad que nos constituye, de las formas que aprendimos de mostrarnos, de expresar lo que somos y lo que sentimos.      

En el uso de la voz, observamos entonces, la sonoridad, el volumen, donde y cómo resuena la voz, de dónde sale, que tan profundo llega. Qué se dice, cómo se dice. 

El conectar profundamente con nuestra propia resonancia tiene un efecto intensamente reparador, de apertura, ciertamente liberador.  Abrir la garganta abre resortes profundos en el cuerpo y en la psique, profundiza la respiración, despeja la mente, se percibe más claramente el corazón como pulso esencial. A veces dan ganas de reírse, de llorar, uno recuerda cómo gritar.



Om Shanti

Victoria

Cuerpo, psique y arquetipos

Exploraciones sobre subjetividad, arquetipos, corporalidad y movimiento.

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